Nos colamos en un estudio de unos 55 metros cuadrados situado en Taiwán que ha sido renovado para intentar sacar todo el provecho posible a su reducido espacio. Viendo las imágenes del mismo no aparece sensación de claustrofobia alguna, así que podríamos decir que el reto ha sido conseguido.
Los techos altos de forma abuhardillada y los tonos claros, combinando neutros y pasteles, han ayudado mucho a la amplitud visual. Pero también lo ha hecho la inteligente forma de sacar hueco de donde no lo hay para almacenaje, por ejemplo, ya que así no hay sensación de que sea un lugar abarrotado, lo que lo haría parecer más pequeño.
Una de las soluciones de almacenaje ha sido aprovechar el hueco de la escalera para crear un pequeño armario. También se aprovecha al máximo el espacio colocando un pequeño comedor bajo la ventana, utilizando baldas en la pared para útiles y decoración, y, sobre todo, creando un dormitorio en un segundo nivel gracias a la altura del techo.
La zona de despacho está formada por una mesa y una silla plegable, lo que es una gran solución para lugares reducidos como este loft de planta abierta. De este modo cuando no lo utilizas, no te resta metros cuadrados. Aunque esté abierto al resto del espacio, el toque de pintura de otro color delimitando la zona sobre la pared crea una ilusión de división del mismo.
No obstante, aunque hay muchas formas de aprovechamiento de espacio que hacen del estudio un sitio luminoso y con amplitud visual, también ayuda mucho el añadido de una pequeña terraza. O más bien porche, ya que es donde se encuentra la entrada. Sea como sea, poder disfrutar un rato del exterior sin salir de casa es un gran extra para no sentirse agobiado si vives dentro de cuatro paredes muy juntas entre ellas.